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22 de mayo de 2023

Experto UdeC, Götz Palfner: "Sin hongos no tendríamos la biodiversidad que tenemos en el planeta"

Hablar del reino fungi -el de los hongos- es adentrarse en un mundo del que aún queda mucho por descubrir. Sólo calcular la cantidad de especies que hay en la tierra plantea una dificultad, porque las estimaciones son variables: van de dos a cuatro millones.

Museo de Historia Natural de ConcepciónEditor Digital

La cifra de consenso bordea el millón y medio de especies, de las que se han descrito unas 148 mil; es decir, cerca de 10% de lo que se cree que existe.

En Chile, los hongos conocidos llegan a tres mil, “pero obviamente hay mucho más y todos los años se descubren nuevas especies. La pregunta siempre ha sido cómo estimar la diversidad total en una zona, en una región o un país”, señala el investigador del Departamento de Botánica la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas (FCNO), Götz Palfner, especialista en Diversidad, distribución, ecología, conservación y aplicaciones de estos organismos.

El académico cuenta que hace unos años el biólogo y micólogo inglés David Hawksworth propuso un modelo para calcular la diversidad micológica, que establece una proporción entre el número de especies vegetales y de hongos.

Según este modelo -explica- en zonas templadas como el centro sur y sur de Chile la relación es de uno a tres; es decir, que por cada especie vegetal existen tres de hongos en el escenario más conservador.

En zonas tropicales, se calcula seis especies de hongos por cada una de plantas, señala el investigador.

“El mundo fúngico es mucho más diverso que el de las plantas y si consideramos que, según el último censo de la flora chilena, tenemos más de 5 mil especies de plantas, entonces tendríamos unas 15 mil especies fúngicas en el modelo conservador y 30 mil si multiplicamos por seis. De ellas se conocen hasta el momento aproximadamente tres mil; es decir, alrededor de un 10%, similar a lo que ocurre en todo el mundo ”, dice el jefe del Laboratorio de Micología y Micorrizas de la UdeC.


El investigador cuenta que micología es un área que acusa una falta de especialistas porque “prácticamente no existe como línea propia en las universidades y casi no hay institutos especializados”. Y es así en muchos países, acota.

“Es como un círculo vicioso: hay pocos expertos para formar a expertos jóvenes y como hay menos especialistas nuevos, no hay necesidad de ampliar las áreas de investigación en las universidades”, sentencia.

Con todo, la investigación en micología se mantiene activa en la UdeC, con el grupo que lidera el Dr. Palfner y un trabajo que va de la mano del creciente interés que despierta el reino de los hongos.

“Existe una enorme diversidad y se sabe muy poco. Lo que sí sabemos es que cumplen un rol clave en los procesos ecosistémicos y en todo tipos de ecosistemas. Sin hongos no tendríamos la biodiversidad que tenemos en el planeta”, advierte.

Los hongos descomponen la materia orgánica y regulan el ciclo de nutrientes, son fuente de alimento y de compuestos útiles en medicina y también existen como agentes patógenos que pueden causar enfermedades en plantas y animales, incluyendo a los humanos.

La investigación micológica también ha contribuido significativamente al campo de la biotecnología, con el desarrollo de nuevas tecnologías y productos.

El Dr. Palfner ha investigado, por ejemplo, sustancias antibióticas en hongos nativos que podrían tener utilidad en el ámbito médico, y actualmente se encuentra colaborando en un proyecto de caracterización química de pigmentos presentes en ellos.

“La idea es conocer la estructura química de los pigmentos, de los que existe evidencia que son de la clase de las antraquinonas, sustancias que desarrollan distinta actividad biológica y que podrían ser útiles en aplicaciones biotecnológicas. Ese sería el último fin de la investigación”, relata.

Y agrega que se sabe que el perfil químico de los hongos también puede ser una herramienta para la clasificación taxonómica de las especies, junto con el estudio de la morfología y otros métodos tradicionales.

Justamente, la clasificación es uno de los grandes vacíos de la investigación básica en torno a la diversidad fúngica.

“Estamos recién empezando a conocerlos con más profundidad, ya hay un buen número de especies descritas, pero el contexto filogenético está pobremente estudiado y es más la información faltante que la que se conoce”.

Y dado que aún queda mucho por descubrir, el experto asegura que hoy es muy fácil encontrar una línea de desarrollo para quien quiera trabajar en micología. “Hay muchas posibilidades de hacer investigación en estudios básicos, de clasificación, genética, ecología, química, biotecnología y más”, señala.

Con información de TVU

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